martes, 5 de junio de 2018

MAYO, 30 y 31: el misterio del HMS Invincible...


DOMINGO 30

Pasado el mediodía resucitamos de una resaca sacudidos por un largo trueno jamás oído. Una escuadrilla de cazas raja el cielo de Grande. No podemos contarlos, ni siquiera estamos despiertos del todo, pero no terminan de pasar. Lo apuntamos.
Por lo demás el día transcurre dentro de su nada habitual hasta que llega la noche y José Gómez Fuentes cierra el noticiero de ATC con un cable de último momento:
-- Señores –dice- hemos hundido el Invencible.
El llamado desde la redacción no se demora.
Tratamos de confirmarlo, pero nunca nadie lo va a lograr.
Con el tiempo, un día, dentro de mucho, sabremos que aquél largo trueno que nos rompió el cielo y los nervios, era una escuadrilla conjunta de la Fuerza Aérea y la Aviación Naval que salía de Grande en busca del portaaviones Invincible, unas 80 millas al este de las Islas. Son cuatro Skyhawk y dos Super Etendard. Uno de ellos lleva el último Exocet AM39 que le queda a la Argentina. Los Skyhawk cargan entre los cuatro dos mil kilos de bombas. De Río Gallegos parten dos Hércules KC130 que los encontrarán en un punto sobre el océano para reabastecerlos en vuelo. Desde la Segunda Gran Guerra no se intenta una misión así.
El teniente primero José Daniel Vázquez, y el teniente Omar Jesús Castillo de la Fuerza Aérea, no volverán. Dos misiles Sea Dart los harán estallar en pleno vuelo. Pero los otros dos –el teniente primero Ernesto Ureta y el alférez Gerardo Isaac- contarán para siempre que sí alcanzaron el portaviones, que el Exocet lo impactó entre la cubierta y la línea de flotación, que ellos también le dieron, y que mientras se alejaban a ras del agua vieron cómo se alzaba desde la mitad del buque una columna de humo cada vez más alta, más densa y más negra.
Londres lo niega todavía. Gómez Fuente será crucificado cuando todo termine. Pero a partir de ese día la actividad aérea británica se reduce a menos de su mitad.
En febrero Australia había iniciado negociaciones para la compra del Invincible. El 1º de junio, al día siguiente del ataque, las cancela. Y apenas en julio el Ministerio de Defensa Británico lo retira de la venta.
Terminada la guerra, entre julio y agosto, todos los buques que le quedaron a la Royal Navy regresarán a Porthsmouth y entrarán en formación de escuadra entre los vítores de la multitud, y en pleno día. El HMS Invincible volvió recién a fines de setiembre, de noche, solo, y sorprendentemente pintado a nuevo.
Pese a las negativas de Londres, y al estricto secreto impuesto, con los años se filtran cada vez más testimonios de sus propios tripulantes sugiriendo el ataque y la avería que los dejó fuera de combate.
El príncipe Andrés, pasajero real, sin otra hazaña para lucirse, contó más de una vez cómo siguió jugando con un magicubo aún bajo su litera cuando recibieron el primer impacto. Su asistente personal, el cabo enfermero Brian Cash -hoy Linda Cash-, reconoció que la decisión de su transexualidad devino de los traumas producidos por las “terribles heridas” que tuvo que atender tras el ataque.
En el informe final del almirante John Woodward, son inventariados todos los buques de la Flota. Ilesos, averiados y hundidos. El Invincible no aparece en ninguna de las categorías.
Diez años después de la guerra entrevisté a Gómez Fuentes.
-- Sos periodista, estás en plena guerra, cerrás un noticiero, y te tiran un cable de TELAM diciendo que hundimos el Invencible… ¿te lo vas a comer?...


Foto: montaje falso de un ataque real, hecho en Casa de Gobierno con el apoyo técnico de Editorial Atlántida. 

LUNES 31

El hundimiento del Invincible se ha vuelto una cuestión de fe. Entre la negativa de Londres y la insistencia de Buenos Aires, algunos lo creen, y otros no. No hay más discusiones.
Un cielo negro, bajo, cubierto de nubes cargadas de plomo, alumbra nuestros días. El resto es noche.
Falta poco para el invierno, que aquí comenzó hace rato. El día dura nada y el frío vuelve las calles imposibles. La vida transcurre en algún adentro, siempre, tras las ventanas tapiadas, en el fondo de la noche.
El capitan D´Avalos –o como se llame- suprime cualquier indicio meteorológico en nuestras notas, porque Río Grande comparte clima con las Islas.
-- Si usted pone que aquí hay barro, el enemigo sabe que allá está lloviendo -nos explicó una vez, con los dientes bien apretados.
Desde entonces al menos sabemos que hay algo que sí podemos saber del frente aunque no podamos contarlo. Sabemos el frío de las Islas, la lluvia de las Islas, su día sin sol, su noche sin fondo...
Las horas se han vuelto años, semanas que se van volando, segundos donde caben siglos, pero hace menos de dos meses yo estaba ahí. En Puerto Argentino, en las Islas Malvinas.
Repaso imágenes todavía frescas que no sé si ya sé que serán imborrables. Las casitas bajas que suben la colina suave, sus ventanas cuadriculadas, la aspereza de su gente, los techos de chapa, rojos, verdes, azules, herrumbrados… esas calles de ripio y barro. Esos alrededores de piedra, viento y nada.
Y entonces pienso en los soldados, ahí, ahora...
Sin contar las bombas, la guerra… nada más el frío, la noche siempre, el viento que ni siquiera se calla, esas lluvias horizontales que te entran por todos lados, las trincheras anegadas… los ingleses marchando sobre la turba mojada, esponjosa, los pies hundiéndose en el piso como en una pesadilla… y todo lo que les espera a todos, al cabo, es la batalla, la guerra, ninguna otra cosa…
Esa semana Gente publica a doble página la falsa foto del verdadero ataque al Invincible.

La verdad ya no importa, nada importa.
Nuestro trabajo se hace cada día más difícil, inútil.
Por suerte ya tampoco importa.


Foto: Puerto Argentino, 1982.


* * *

No hay comentarios:

Publicar un comentario