DOMINGO 11
Río Grande, Tierra del Fuego. Domingo de Pascuas, descanso
con gloria. Aún se oyen los ecos de mi llegada a Malvinas. Bien, pibe. Ahora mi
jefe me dice que olvide mis órdenes, que no vuelva mañana. Que mejor me quede
una semana más. Que intente volver a las Islas. Le digo que sí, claro. Todo va bárbaro.
La Flota Real lleva ya seis días de viaje. A bordo sus hombres la están
pasando bien. Se adiestran y descansan, miran películas, toman sol, hay
fiestas. Nunca llegarán, creen. Confían en que antes de llegar pegarán la
vuelta, que toda esta confusión se habrá aclarado… Los militares argentinos
creen lo mismo. Nunca llegarán. No lo dicen, pero se les nota. Vuelven y
vuelven al 2 de abril como si todo hubiese terminado allí. Nos preguntan dónde
piensan reaprovisionarse los barcos del “principito”, ¿En Uruguay? ¿En Brasil? Se
ríen… Dos errores del tamaño de dos ejércitos van en rumbo de colisión.
Jorge
Palomar y Carlitos Lares partieron apenas volvimos de Malvinas, y ahora por
Gente está Mario Markic, y el fotógrafo que compartimos es Marcelo Figueras. De
a poco nos armamos de una rutina que incluye siestas o excursiones –siempre “en
busca de información”, claro-, cenas, chicas y copas. Son como unas raras
vacaciones en un paisaje de angustia y fatalidad.
Foto: La Royal Navy rumbo a Malvinas.
Foto: La Royal Navy rumbo a Malvinas.
LUNES 12
La
guerra vende bien. Bárbaro. El próximo número de Somos también estará dedicado por
completo a Malvinas. Pero todo empieza de nuevo. Los ecos de mi gloria ya son pasado
pisado. Esto es como el fútbol: la revista sale una vez por semana y hay que hacer un gol todos los domingos.
Sin
nada mejor que hacer, sin noticias ni nota, entre turísticos y desesperados,
decidimos darnos una vuelta por Ushuaia para conocer al contraalmirante Horacio Zaratiegui,
comandante del Área Naval Austral, ex asesor del almirante Masera, futuro testigo por la defensa de Alfredo Astiz, en fin… Queremos establecer contacto, y ver qué podemos sacarle.
At five
o clock, amable y sonriente, nos recibe el (contra)almirante en su comandancia de la Base con vista
a la bahía. Lindo lugar. Cuero y madera, verdes oscuros, un mar de fondo y un
Chesterfield que parece legítimo. Todo muy british. Es un encuentro muy ameno así
que aprovechamos para pedirle información, acción, fotos de tropas, maniobras, adiestramientos,
algo para comer... Una producción de Atlántida con la invalorable colaboración
de la Armada Argentina.
Zaratiegui
se ríe y se niega pero en cambio nos propone el contraespionaje. Dice que nos
considera "propia tropa" y nos pide que “dejemos como olvidados" falsos informes
en nuestras habitaciones, ya que todas las mucamas de todos los hoteles de la
Tierra del Fuego son chilenas, y por lo tanto, espías. Quedamos más confundidos
que asombrados.
Al
despedirnos, sin embargo, misterioso y promisorio, el almirante nos recomienda
no volvernos a Río Grande.
-- A lo
mejor en cualquier momento tengo algo para ustedes.
Sin
saber para qué ni por qué, nos quedamos en Ushuaia.
Esperamos.
Foto: Contralmirante Horacio Zaratiegui.
Foto: Contralmirante Horacio Zaratiegui.
Las horas pasan y se alejan, el 12 termina, el 13 comienza, pero ni noticias de Zaratiegui.
Ya no
tenemos cuarto en el Albatros, y tampoco nos parece necesario tomarlo… ¿Para
qué? Zaratiegui dijo “en cualquier momento”. Esperamos.
Comemos
algo, bebemos bastante. Esperamos.
Conforme
avanza el otoño el día ya no dura nada así que hace rato llegó la noche.
Esperamos.
Bebemos
un poco más, cada tanto llamamos a la comandancia, tememos nos hayan olvidado.
Nada.
Nos
tiramos a dormir en el auto bajo la noche helada, y nos helamos.
Hacia
las tres o cuatro de la mañana alguien del hotel viene a buscarnos porque nos
llaman de la comandancia. Nos esperan en la jefatura de policía de la Isla.
Allí nos apostamos, y esperamos.
Furiosos
como traicionados aparecen desde Río Grande los corresponsales de Siete Días…
No entendemos qué pretendían, ¿que les avisemos?... Todos juntos esperamos sin
hablarnos.
Hacia
las ocho de la mañana de la noche interminable, aparece por fin un auto del que
bajan tres civiles esposados: son periodistas ingleses detenidos en Río Grande.
Detrás
de ellos baja el almirante Horacio Zaratiegui, exultante, chocho. Lo
fotografiamos junto a los detenidos mientras sonríe como un cazador que pone un
pie sobre su presa.
Meten a
los tres ingleses adentro y los perdemos de vista. El capitán de fragata Juan
Carlos Grieco, jefe de la policía de la Isla, nos invita a entrevistarlo.
--
Espías, son –nos dice muy satisfecho-. Los encontramos merodeando la Base
Aeronaval, sacando fotos, tienen mapas, binoculares… -sonríe, y nos aclara-
Ojo… estos tres los detuve para ustedes… de los próximos ni les aviso… tengo miles de desaparecidos, tres más no me hacen nada.
Queremos
sus nombres y los queremos ver. Son Ian Mather y Tony Prime, del The Observer, y Simon Winchester del
Sunday Times. Los
ponen contra una pared y nos permiten unas fotos de prontuario. Hablamos con
ellos, nos dicen que están bien, tranquilos, que confían en que todo se aclare
pronto. Prometemos alcanzarles cigarrillos y algunas cosas. Lo haremos. Nos parecen periodistas, quizá sean espías o ambas cosas, pero ahora, ahí, son prisioneros de guerra.
Foto: Volante de la campaña lanzada en Gran Bretaña por la libertad de los tres ingleses. Así los fotografió Marcelo Figueras cuando los entrevistamos. Así los recuerdo. Muy probablemente esa foto es suya.
Foto: Volante de la campaña lanzada en Gran Bretaña por la libertad de los tres ingleses. Así los fotografió Marcelo Figueras cuando los entrevistamos. Así los recuerdo. Muy probablemente esa foto es suya.
MIÉRCOLES 14
Día de cierre en Somos. Máquina y télex. ESPIONAJE BRITÁNICO EN TIERRA DEL FUEGO. Escribo y despacho. Lo intento. Me cortan el télex, así que la dicto por teléfono. Misión cumplida. Mi semana está salvada. Nos ganamos unos días de calma, descanso, paseos, copas, chicas… esas raras vacaciones.
JUEVES 15
Civiles y militares que allí hacen fila para
invitarnos copas y contarnos cosas. Operetas.
Bebemos sin oírlos o los oímos sin creerles, pero empezamos
a preguntarnos cómo nos ganaremos el pan la semana que viene.
Todavía
no conocemos la guerra. No hay por qué preocuparse.
Se nos
ocurre entrevistar a nuestros colegas y/o espías ingleses, pero justo esa mañana
los trasladan a Buenos Aires. Chau espías, chau colegas, chau nota.
No hay
por qué preocuparse.
La
flota británica no para de venir.
Tropas
y más tropas argentinas desembarcan en Malvinas.
Desde
Puerto Belgrano zarpa esa mañana el ARA General Belgrano rumbo al Teatro de Operaciones
del Atlántico Sur.
Pronto
habrá noticias de las grandes.
Es infantil impacientarse.
Foto: Crucero ARA General Belgrano.
Foto: Crucero ARA General Belgrano.
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