MIÉRCOLES 26
El
inexorable retardo entre el hecho y su difusión pública, ahora se parece a la
demencia.
Los
hundimientos de ayer y antes de ayer, son informados mañana o pasado, así que
Gente ya dispone su próxima tapa inolvidable “¡Seguimos ganando!”; pero
mientras tanto, hoy, se consolida el desembarco británico sobre las playas de San Carlos. Las
tropas del 2º Regimiento de Paracaidistas ya rompen hacia el sur rumbo a Pradera
del Ganso.
Pradera
del Ganso no está en camino a Puerto Argentino. Pero en Londres precisan una
rápida victoria frente a tanto barco hundido, y creen que Darwin-Goose Green es
una buena oportunidad. La inteligencia británica informa que las tropas
argentinas están compuestas por “conscriptos hambreados sin voluntad de
pelear”.
Será un
lento desastre. La batalla más larga de la Guerra por las Malvinas. Aquellos
Paras combatirán por dos días y su noche entre avances y repliegues, tendrán
más bajas de las que Londres quiera contar cuando todo termine, y uno de esos
“conscriptos hambreados sin voluntad de pelear”, abatirá a su mítico comandante
el coronel Herbert Jones con dos ráfagas de su MAG.
Pero
todo eso empezará a suceder recién mañana, y los detalles los sabremos recién
después de mucho.
Ahora
lo único cierto es que ya ni Radio Nacional niega el desembarco.
Y que
entonces lo peor está por comenzar.
Foto: Tropas británicas en San Carlos.
Foto: Tropas británicas en San Carlos.
Nosotros nos rendimos.
Ya no pensamos más en volver a Malvinas.
El miércoles pernoctamos en Ushuaia y el jueves por la mañana tenemos ahí, amarrado en el puerto frente a nuestros propios ojos, inmenso como un inmenso regalo de reyes, el Bahía Paraíso, buque hospital.
Ya no pensamos más en volver a Malvinas.
El miércoles pernoctamos en Ushuaia y el jueves por la mañana tenemos ahí, amarrado en el puerto frente a nuestros propios ojos, inmenso como un inmenso regalo de reyes, el Bahía Paraíso, buque hospital.
No desayunamos, corremos a la
comandancia de Zaratiegui a ver qué pasa, qué podemos sacarle, si el buque va o
vuelve del frente, si tiene heridos, si…
Lejos de negarnos algo, el
almirante no sólo admite que el buque marcha al frente, sino que nos invita a
subir y marchar nosotros también. Lo único que nos pide a cambio, es el Bahía
Paraíso en la tapa de nuestras respectivas revistas.
-- Preciso que todo el mundo
sepa que este es un buque hospital, que no lo ataquen…
No terminamos de escucharlo, nos
arrojamos sobre sus teléfonos sin pedírselos tampoco, y llamamos a nuestras
respectivas redacciones y les explicamos a nuestros respectivos jefes, ya listos para zarpar...
El mío me pregunta que cómo es eso de que si sacamos el buque en tapa me llevan a Malvinas. No sé qué parte no se entiende, yo lo repito una y otra vez. Mario no tiene más suerte. Todo lo que les sacamos es un respectivo “vemos y te avisamos”. Quedamos confundidos, pero todavía peleamos.
El mío me pregunta que cómo es eso de que si sacamos el buque en tapa me llevan a Malvinas. No sé qué parte no se entiende, yo lo repito una y otra vez. Mario no tiene más suerte. Todo lo que les sacamos es un respectivo “vemos y te avisamos”. Quedamos confundidos, pero todavía peleamos.
Mientras esperamos sin esperanzas,
recorremos el buque y lo fotografiamos como para el enemigo. Por dentro y por fuera, por arriba y por abajo, todas sus
cubiertas, enfermerías y cocina, puente de mando y camarotes, sus quirófanos improvisados,
y hasta el hangar con sus dos helicópteros. El Foreign Office nos hubiese
condecorado. Nuestros jefes lo seguían pensando.
A la mañana siguiente, el Bahía
Paraíso ya no está.
Nos quedamos ahí, así, mirando
el mar, sin entender y sin barco.
Sentimos una especie de derrota, claro, pero también ese bálsamo de la batalla terminada.
Nos rendimos.
Sentimos una especie de derrota, claro, pero también ese bálsamo de la batalla terminada.
Nos rendimos.
Ya no pensamos más en volver a
Malvinas.
Foto: ARA Bahia Paraíso.
Foto: ARA Bahia Paraíso.
VIERNES 28
De vuelta en Río Grande, charlamos
con un piloto de helicópteros que dice ir y venir del frente.
De todo
lo que nos cuenta lo único que se parece a una información es que aviones ingleses
arrojaron sobre Puerto Argentino un diluvio de panfletos aconsejando la
rendición. Se ríe.
Parece
feliz, o satisfecho. Al fin nos confiesa que su guerra terminó y que está de
regreso a casa. No nos dice por qué ni quiere contarnos más. Pero por supuesto él también descarta la
victoria final, aunque nos advierte que eso no debería afectarnos "culturalmente".
-- Para
qué nos vamos a engañar… a mí las series yanquis me encantan.
La
batalla de Pradera del Ganso lleva ya más de 24 horas. Hay
incursiones aéreas, Sea Harriers y Pucará abatidos, heridos y muertos de un
lado y del otro. El 2 de Paracaidistas avanza y retrocede. Gana posiciones, y
las vuelve a perder. Entonces el coronel Herbert Jones decide comandar con el
ejemplo y encabeza una avanzada sobre la colina de Darwin. No ve que 50 metros a su derecha tiene un nido de
ametralladoras con tres conscriptos argentinos que sí lo ven a él. Uno de
ellos, el soldado Oscar Ledesma, 18 años, lo alcanza con una ráfaga de su
MAG. El coronel cae de rodillas, intenta un movimiento más, y Ledesma lo
remata. Jones queda ahí, la batalla continúa.
Hubiésemos
dado la juventud por escribir esa crónica, pero por el momento lo ignoramos
todo.
Por el
momento charlamos con un piloto de helicópteros sobre Starsky & Hutch y
Maxwel Smart.
A luz
del tiempo, todo parece el mismo delirio.
Foto: Entierro de soldados británicos en Pradera del Ganso.
Foto: Entierro de soldados británicos en Pradera del Ganso.
Desde
Buenos Aires ahora lo único que piden es “número de bajas”. El nuevo hit.
Mi jefe
pipa su pipa y repite sin parar.
--
Número de bajas, negrito, eso precisamos, hm?
El almirante Zaratiegui no deja de recibirnos, y de operarnos. Con más empeño aún, se diría. Como si de verdad pensara que le servimos para algo. Su habitual hermetismo, incluso, ha mutado en una locuacidad triunfal. Sobre un mapa de Malvinas le bastan sus dos dedos índices para desplegar tropas y mover regimientos que unos meses después –ya detenido en Buenos Aires-, nos iba confesar que entonces desconocía por completo. Mientras tanto sus oficiales cantan a coro la misma canción: ¡Seguimos ganando!
El almirante Zaratiegui no deja de recibirnos, y de operarnos. Con más empeño aún, se diría. Como si de verdad pensara que le servimos para algo. Su habitual hermetismo, incluso, ha mutado en una locuacidad triunfal. Sobre un mapa de Malvinas le bastan sus dos dedos índices para desplegar tropas y mover regimientos que unos meses después –ya detenido en Buenos Aires-, nos iba confesar que entonces desconocía por completo. Mientras tanto sus oficiales cantan a coro la misma canción: ¡Seguimos ganando!
Ya está
en los kioscos esa tapa de Gente. Adentro hay un despliegue de tragedias
enemigas: el HMS Conventry, el Antelope, el Ardent, el Broadsword, el Atlantic
Conveyor…
Pero
esta mañana en Darwin 1000 soldados argentinos son tomados prisioneros.
Aquel retardo inexorable tan parecido a la demencia.
Foto: Gente, Nº 879, 27-5-82.
Foto: Gente, Nº 879, 27-5-82.
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