VIERNES 21
Nos instalamos como corresponde en el mejor hotel de la
ciudad junto al resto de la prensa, que si bien es menos que en Comodoro,
tampoco es poca, descubrimos por la mañana.
Clarín, La Nación, Siete días, Gente, aquí llega Somos,
algunas radios, un camarógrafo de la RAE –que si estaba la guita le vendía
también a la BBC y a la CIA-, en fin, otro animado contingente que allí pasa
sus días en el sopor de la retaguardia pero con una rutina muy bien organizada
por la Fuerza Aérea Argentina, patrona del lugar.
De ella, de sus oficiales, depende ahora que yo pueda llegar
a Grande, cómo y cuándo. La ruta se terminó. O para ser preciso: sigue al otro
lado del Estrecho de Magallanes, que ahora sí, de alguna forma, tengo que
cruzar.
Del lado chileno, en Punta Arenas, hay una balsa hacia la
Isla, desde allí se puede seguir por tierra hasta el lado argentino, pero…
¿Cruzar dos veces la frontera con Chile, en plena guerra, sin más coartadas que
el periodismo?... ¿O mejor declararme espía directamente?...
Empiezo a tejer mis contactos con los aviadores.
Que por supuesto allí, en ese momento, en pleno desembarco
inglés, tienen problemas más importantes que un boludo haciendo dedo en un
aeropuerto.
Foto: Ataque aéreo en el Estrecho San Carlos: El Callejón de las Bombas.
Foto: Ataque aéreo en el Estrecho San Carlos: El Callejón de las Bombas.
SÁBADO 22
Por la mañana o por la tarde, todos los días, sin arruinar
jamás ningún almuerzo, nos espera alguna actividad ya programada. Esa tarde,
por ejemplo, seremos conducidos hasta un campo de adiestramiento donde algunos
soldados harán un simulacro de ataques con morteros.
Ya bien comidos y rociados, allí partimos todos, fotógrafos
y cronistas, los unos vestidos como para entrar en combate, pero todos un poco
bebidos.
Llegados al lugar, efectivamente unos cuantos conscriptos
disparan varias veces con un mortero contra un coche Ford Falcon abandonado a
unos cien metros. Infelizmente para todos, ningún disparo da en el blanco y así
termina la función. Algunos fotógrafos reclaman como si quisieran de vuelta la
plata de la entrada.
Yo ando por todas partes pidiendo un vuelo para Grande.
Volver se dice pronto, pero…
Foto: Un Mirage y tres barcos barcos alcanzados: HMS Arrow, 1º de mayo. HMS Antrim, 21 de mayo. HMS Avenger, 24 de mayo.
Foto: Un Mirage y tres barcos barcos alcanzados: HMS Arrow, 1º de mayo. HMS Antrim, 21 de mayo. HMS Avenger, 24 de mayo.
DOMINGO 23
Como no sucede en ningún otro punto del Frente Sur, allí
algunos de los militares que entran en combate diariamente, conviven con
nosotros.
Son pilotos de la Fuerza Aérea. Cuando llego a Gallegos, hay
siete de ellos en el mismo hotel que la prensa.
Todos los días los vemos andar entre nosotros, así como si
nada, hasta que ya no los vemos más. Los siete comen juntos siempre en la misma
mesa.
Van y vienen, andan por ahí. Esperan. No saben cuándo
saldrán en misión, no saben si volverán. Beben y comen y charlan como si fueran
nosotros. Incluso también sonríen. Cuando se sacan el uniforme no se distinguen
de nosotros a no ser por un rictus más severo en la mirada. Incluso también
cuando sonríen.
Son días de fuego. Los ingleses ya sentaron cabecera de
playa en San Carlos. Más de cinco mil tropas desembarcan ahora bajo ataques
aéreos constantes. Entonces los británicos descubren que esos pilotos que vemos
ahí, tan parecidos a nosotros, son hombres extraordinarios. No pueden
detectarlos hasta que ya los tienen encima, como si emergieran del agua, y ya
es tarde. Sueltan sus bombas y así como aparecen desaparecen entre una telaraña de proyectiles.
Claro que no siempre lo consiguen, pero… Esa tarde, por ejemplo, hundirán el
HMS Ardent y dejarán fuera de combate el Argonaut, el Antrim y el Brilliant.
Mañana hundirán el Antelope, pasado el Coventry... Los ingleses ya rebautizaron
ese estrecho: Alley´s bombs, lo llaman ahora. El callejón de las bombas.
Y allí los tenemos todos los días… van y vienen, charlan,
beben…
Como comen siempre juntos, nosotros siempre los miramos.
Y los contamos.
Cuando me fui de Gallegos, de los siete quedaban cuatro.
Foto: Bahía de Ajax, HMS Antelope, hundido.
* * *
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