martes, 5 de junio de 2018

JUNIO: 1 al 4, cenizas en el viento...


MARTES 1

Respuestas no tenemos ninguna pero nos ahogamos a diario en un mar de preguntas que preferimos tragarnos porque qué sentido tiene preguntarle nada a nadie si ya no le creemos nada a nadie.
No vemos más que milicos. Milicos de uniforme, milicos de civil, milicos disfrazados de curas, de cafiolos y de putas. Milicos por todas partes.
Cada vez mas seguido nos preguntamos si estamos paranoicos, o si es el cansancio, estos dos meses que ya parecen años, ese encierro, la distancia, los oscurecimientos y los toques de queda, las alertas amarillas y sobre todo las rojas, el invierno, la bebida, la censura naval, esos marinos, la guerra…
El dedo de Zaratiegui en las tinieblas no para de mover tropas sobre un mapa seco, liso y tibio. Rodea a los ingleses por los flancos, pronto alcanzará también su retaguardia… ya casi los tiene.
Ignorantes por jóvenes, pero ya diablos por oficio, nosotros por las dudas no le creemos nada… ¿Paranoia o percepción?
Sin embargo su novedosa euforia es un dato de la realidad. Sólo hay que saber descifrarlo ¿Qué significa?...
Y así más preguntas nos ahogan.

Foto: La larga marcha continúa. 


MIÉRCOLES 2

El 42 de Comandos toma el Monte Kent.
Pero no lo sabemos.
Allá lejos, en el mundo, según los diarios de ayer que aquí llegan mañana, siguen las mediaciones por la paz. El Papa Juan Pablo II nos quiere ayudar. Cuentan.
“El 42 de Comandos toma el Monte Kent”, se dice rápido, pero los contraataques argentinos y los bombardeos de la Fuerza Aérea, seguirán durante días. El fuego naval amigo hará estragos entre esas tropas británicas, y enceguecidos por la noche, la furia y el miedo, cuatro royal marines son muertos y tres heridos por sus propios camaradas. Todavía el 10 de junio, a orillas del río Murrel, caerán seis comandos británicos, dos heridos, cuatro muertos. Y aún el 13, al pie del monte, el general Jeremy Moore salvará su vida de milagro durante un bombardeo de la Fuerza Aérea.
Pero para la historia hoy “el 42 de Comandos toma el monte Kent”.
Para nosotros, como no lo sabemos, hoy no sucede nada.
Nada.
Seguimos encerrados, charlamos y bebemos o dormimos.
Esperamos, y por lo tanto, desesperamos.

Foto: Posición argentina, la larga espera.


JUEVES 3

Tampoco sabemos todavía que las tropas del general Moore ya están a menos de 20 kilómetros de Puerto Argentino. Pero como sí sabemos que la marcha nunca se detuvo, suponemos que más o menos por ahí deben andar.
Ignoramos también que ya hay combates de artillería, y enfrentamientos de fracciones aisladas sin llegar aún al cuerpo a cuerpo. Los bombardeos aéreos y navales sobre las posiciones argentinas, nunca pararon. Al contrario. 
Técnicos de la armada tratan de adaptar un misil mar-mar para lanzarlo desde tierra. Un montón de cosas ignoramos todavía, pero cada vez importa menos.
Desde la redacción ya casi no molestan ¿Nos habrán olvidado?...
Tampoco nos importa, ya aprendimos la guerra. Su caos absoluto, su absurdo expansivo, la total normalidad de su delirio…
Protagonistas sin guion, testigos sin hecho, corresponsales de guerra sin guerra y sin correspondencia, seguimos ahí, así, echados, abandonados, olvidados, qué más da.
Es la guerra, y como ya la aprendimos, sabemos que la única pregunta que tiene sentido, es cuándo terminará todo esto.
Falta nada, pero eso tampoco lo sabemos todavía.


Foto: La marcha que no cesa.


VIERNES 4

La BBC dice que la marcha británica continúa, nadie lo niega, y todos sabemos que no será eterna.
Como nada podemos hacer, nada hacemos. Ya ni escribimos, no despachamos material, todavía buscamos información, todavía queremos saber... pero ya no sabemos para qué.
Ya ni siquiera frecuentamos los burdeles. Desde que cierran a las diez de la noche, ahora son las chicas las que se vienen al hotel como va la montaña hacia Mahoma. No hay otra cosa en la ciudad.
A partir del toque de queda, allí nos encontramos todos: putas, espías, periodistas, cafiolos y milicos. Un ambiente muy familiar. Se habla de nada o se bebe sin hablar. Ya nadie confía en nadie, nadie sabe nada o sabe pero no lo dice o lo dice pero nadie le cree porque total ya nada importa mucho. Charlamos y bebemos y oscilamos entre la ilusión de la victoria, el temor a la derrota, y la pretensión de una indiferencia muy profesional.

De pronto Zaratiegui ya no nos recibe. Los milicos vuelven al hermetismo de los inicios de mayo. Nos da lo mismo, descubrimos. 
Estamos como echados, aturdidos, esperando bien no sabemos qué, ni hasta cuándo, ni para qué. Seguimos ahí, sí, pero tampoco.
Hay como una inercia del final.
Borges diría: hay viento y hay cenizas en el viento.


Foto: Son 80 km. desde San Carlos a Puerto Argentino.


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